La persona
Te juro que si fueses mi mundo, lo regaría en cálidas corrientes de sentimientos vivos y dulces. Si existieses en mi atmósfera, te podría prometer una fotografía de nuestros mejores momentos vividos. Te prometo una galaxia de reflejos e ilusiones, donde las estrellas no están muertas, estarán repletas de recuerdos y memorias. Doy mi palabra que mi inseguridad no vencerá sobre el cariño y aprecio que te tengo, que mis celos no se volcarán en la mesa de la fidelidad y que por fin en el rebaño de una amistad grata, ahorraré energía para que prospere como una bella flor en plena primavera. Serás el sol y yo el suelo, será una fuerza equitativa y paralela, específica y con genia calculación que va más allá de lo científico, sino más similar a una unión espiritual, a un sin fin de madurez y cariño. Un hogar cálido dónde reposar la cabeza y derramar lágrimas hasta una cama dónde abrazarse al consejo más severo pero correcto. Un sender de inmunes contradicciones, pero que a la larga su efecto se contempla tiempo después. Giro en torno a mi promesa, la que hago para darte toda mi vida y atención, porque es así. Si es algo malo, lo siento y si fue algo bueno, se repetirá. Respeto el destino, y el mío es estar contigo, por favor ¡no lo niegues! Ya fue suficiente de sufrir y la vida se me acorta, quita ya esas ancias de vértigo y súmate sin pensarlo a la aventura de recuperar algo tan valioso como lo nuestro.
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