27.6.11

Encontrarse triunfal.


 Es cuando querés ser parte de un vuelo hacia la nada. Somos muchos pasajeros y un destino incoherente y definitivamente, no encontrado. Pero viajamos a través de las nubes, de las dudas y de las posibilidades. A mitad del viaje queremos ya bajar, pero eso no es posible; el frenesí del ascenso es imparable, es incalculable la potencia con la que viaja el tiempo y peor aún discenrir con qué calibre el humano maneja su furor.
A veces para ser libre hay que ver como un caballo. Sentir la briza y correr por campos abiertos o tal vez no, tal vez la lámpara nos muestra los peores lugares a dónde ir. Debemos apuntar a donde más nos guste porque en definitiva, somos nosotros quién callamos nuestras necesidades y los lujos acaban de venir.
Es el destino el amante de todos los caminos, eso es inevitable y sabido bien por todos los viajeros, quizá es un tema de suerte y una mezcla inédita de momentos que no llevan etiqueta de nada, ni fechas ni nombres, recuerdos que caminan siendo libres. Es un mundo que engloba una condena de pensamientos a cadena perpetua.

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