12.7.11

En el arte del drama, son todos buenos pintores.

Un suspiro de descanso y días de respiro.
En esta nueva entrega tengo a otro personaje entre ceja y ceja. No voy a declarar cuál fue mi fuente de inspiración para esta entidad vivaz, alocada e hiperactiva, pero voy a dejar unas pistas para que se den cuenta.
LARA YAEL ATKINS
 Tal vez sí y tal vez no. Así soy yo, indecisa sobre cualquier otro punto de mi personalidad. Mi nombre es Lara, así de simple, de cuatro letras y convive con mi segundo nombre, el cuál también lleva cuatro letras. Creo que a mis padres el número cuatro les significa, justamente, más que un número al azár y remarco este extraño índice porque mi fecha de nacimiento es el cuatro de Abril. ¡Puff! Soy una experta en coincidencias y en ambientes paranormales que podría ser todo lo que encierra: vida extraterrestre, fantasmas, seres de otras culturas y más cosas freaks.
Freak. Mi color de cabello, mi manera de expresarme, mis ideas y mi capacidad para desprender un tema de conversación totalmente indiferente al tema del que se habla, son signos de mi locura diaria y matutina. Soy así por naturaleza, no me puedo controlar y sé que esto trae consecuencias y beneficios, tales son mis amistades escasas y esto es debido a la poca falta de aceptación que tengo y que tendré, pero para mí son "growies" que en el mundo real la traducción podría ser: ignorantes, porque nunca se tomaron en serio conocerme.
Creativa, inocente e infantil. Comparto tres características de muy fuerte presencia en lo que cabe de mi personalidad. Siempre me ubico en un plano imaginario, soy despistada por esa misma razón y bueno, esto me lleva a chocarme con muchos insultos y otra realidad totalmente diferente, sobre todo cuando estás distraída y te golpeas con objetos que no viste o con gente. ¿Inocente? Tengo que admitir que en el sexo, soy terrible. Como pudieron notar, también soy así de sincera. Pero llevo a relucir mi lado cariñoso e infantil, esto es porque no encuentro mejor manera de disfrutar la vida que con la mirada de una niña.
¿Mi historia? Trataré de ser breve, porque esto de contar historias no es lo mío. Mi madre conoció a un tal John Morrison -quién sería futuramente mi padre- en el New York, en una cena de gala. Una cosa llevo a la otra y ¡bam! Salió una cosa freak con nombre y apellido, sí, esa soy yo: Lara Yael Atkins. Mis dos nombres son de mis bisabuelas, que en paz descansen. Tengo ascendencia ucraniana ¡y ni yo lo sabía! Y mi padre es un neoyorquino, por ende supongo que atrapé sus pocos gustos a la ciencia y su conocimiento de política. Ew. Detesto todo eso. Soy simple. A mí con un caballo, un campo, un día soleado o lluvioso, un oso, un dulce, una flor, una simple nube o correr en áreas abiertas contra el viento pueden satisfacer mi felicidad. Me gusta no estar siempre acomplejada y así me siento completa. Luego de fallecer mi abuelo me prometí estar siempre honrando la vida y así es desde aquel 8 de Agosto.
La cuestión es que en Minnesota las cosas no iban bien con los Atkins así que tuvimos que venderlo todo: campos, animales, tierras solo para conseguir un buen monton de dinero e irnos a la ciudad de los negocios: New York. Allí viví un par de meses con mi abuela mientras mi padre y mi madre trabajan o iban en busca de empleo. Me volví una loca del arte culinario, aprendí a coser y otras manualidades legendarias que mi abuela me ayudó a heredar. No soy toda una niña cultural pero si algo me quedó de la escuela, es la historia y un poco de geografía, dos materias cuyos temas son de mi afán. Practiqué álgebra y en menos de un mes me ubicaba en un puesto de nerd, sin querer buscando eso, lo hallé y aún me sentí más completa. Uno no sabe lo que sabe hasta encontrar otro sendero más completo que uno mismo. ¿Curiosa? Muchísimo, también celosa pero no histérica.
Pasados dos meses me instalé junto a mi padre y a mi madre en una casa en las afueras de la ciudad. Y aún sigo escribiendo mi historia ...


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