Cuando el remedio no es otro sino que la risa.

Lo que se viene despacito

Cuando alguien está mal, uno tiene que tomarse la molestia de abrirle los ojos. No sé por qué, pero en este mundo quizá yo sea el que se encarge de semejante tarea, claro, está demás decir que no me gusta y menos cuando sé que la persona no va a resultar diferente tras cambios. ¡Pero qué más da! Si cuando una gorda parasitosa sin vida te ataca, tal vez uno tiene que ser más inteligente y pensar: "soy mejor que ella, sin o con defensa". Lo que me es irónico, porque está muy sola y no tiene comparación su grado de mentiras. En ese caso, toda persona es mejor que ella ¿entonces a quién trato de probar? No lo sé, solo quiero divertirme viendo un gran espectáculo cuando todas las personas a las que les ofreció una amistad, las perdió y las traicionó se le vayan al ataque.

¿Pena? Por esas criaturas que casi llegan al rango humano a veces no se merecen que se apiaden de ellos porque es el único método del que aprenden, una verdadera lástima para aquella persona que le asignan la tarea de abrirle los ojos ¿no? Es casi una pérdida de tiempo. Prefiero un perro, un camello o una iguana porque aseguro que su nivel de madurez lo supera en grandes años luz al de ella. Pero esta vez no quiero dedicarle una entrada al blog, sería otro desperdicio, sino que quiero anunciar -como todos ya suponen- su gran caída, y cuando digo GRAN, es GRAN caída que se acerca despasito. Nadie mueve un dedo, ella solita cava su tumba y poco a poco se la tragan sus palabras. Cuánto puede cambiar una flaca ... bueno, ehm ... eso sería relativo teniendo en cuenta el aspecto, pero en definitiva, ¿será como dicen: mitómana o los conflictos sociales son su arte? Un arte maligno diría yo y absurdo, pero bueno todo ese cuerpo es absurdo, desde la primer partícula de grasa hasta el último glóbulo blanco de su grano en ...

Conclusión: cuando las gordas atacan y son de utilizar armas de potencia muy personal, cuidate. Tratá de manejar la situación. Es un consejo de sobreviviente a sobreviviente, porque es claramente dificultoso estar viviendo tras las palabras de la gorda y sí, suena vulgar pero es casi un adjetivo que la deja tal cuál es, no encuentro otra palabra parecida que la identifique.